He escuchado esta frase cientos de veces. Últimamente la capital portuguesa está en boca de todos. Se habla de Lisboa en Londres, se la compara con Berlín y hasta al otro lado del charco dicen que Lisboa es la nueva California, una de las ciudades más cool de toda Europa.
El pasado año 2017 fue un gran año para Portugal: Ganó Eurovisión, el Benfica ganó la liga de fútbol… el Papa visitó Fátima… y hasta Madonna ha decidido instalarse en Lisboa. Pero, ¿Por qué? ¿De Dónde viene este éxito? ¿Por qué tanto interés en esta capital de un Portugal olvidado durante tanto tiempo?
Lisboa es una urbe cosmopolita, variopinta y deslumbrante para el visitante. Una ciudad que embruja y detiene el tiempo entre sus aceras y en las plazas que elevan sus monumentos, grandiosos, y espectaculares. Las calles lisboetas, con sus aceras llenas de arte en forma de dibujos y formas geométricas, salidas de los sabios maestres calçeteiros, envuelven en su magia al paseante.
Al mismo tiempo es una ciudad pequeña, factible para conocerla en un par de días. Todavía, a pesar del turismo, mantiene una esencia local que recuerda mucho a la vida en un pueblo grande…y eso la hace diferente a las demás ciudades europeas que, en ocasiones, parecen haberse clonado unas de otras. Si paseas entre las callejuelas de los barrios más antiguos como Alfama o Mouraría, todavía se aprecia cómo los vecinos sacan las mesas de sus casas para comer en la calle, las abuelitas hablan de ventana a ventana, el colorido de las sábanas y ropa tendida adorna las fachadas… o el olor a caldo verde recién hecho que te transportan a un pueblo o una aldea…Es como viajar en el tiempo.
A pesar de las innumerables callejas que enmarañan su piel, la urbe lisboeta, reúne cualidades que otras ciudades anhelan: atractivo, colorido, luz, brillo, un relativo y pausado ritmo y una especial multiculturalidad. Gentes de la India, de África, de Brasil o del lejano Oriente adornan sus calles y embelesan al visitante con sus exóticos colores, sus ricos olores que se mezclan con la magia de la brisa y sus fascinantes manifestaciones artísticas. Es una ciudad abierta al mundo. Su viejo estuario vestido de puerto, ha hecho que a esta hermosa ciudad, lleguen personas del mundo entero, lo que enriquece a sus habitantes y los llena de tolerancia y de respeto.
Lisboa espera por ti… no tardes en llegar!
